Las restricciones cambiarias frente a la “fuga de capitales” PDF Imprimir Correo electrónico
Escrito por Salvador Treber   
Viernes 07 de Junio de 2013 09:30

Las restricciones cambiarias frente a la “fuga de capitales”

En el transcurso del período 2001-11, sin mayores dificultades ni trabas, los operadores en materia cambiaria “fugaron” un total de u$s 80.7 miles de millones y de esa forma lograron escapar a los controles que se realizan sobre el circuito financiero oficial.

Habitualmente suponen que se trata de una instancia paralela por la que fluyen fondos de origen ilegal; aunque ello es parcialmente cierto. Es oportuno advertir que también receptan en considerable proporción ingresos no declarados ya que la evasión en el Impuesto a los Ganancias en nuestro país asciende al 49.5%.
La particularidad mas característica es la diversificada vía que suelen adoptar para que esa tan importante cifra se “diluya” sin dejar mayores rastros a los sabuesos de AFIP pues se usan cuentas cifradas en el exterior; colocaciones en bonos, acciones o títulos preferentemente anónimos; inversiones inmobiliarias que figuran por menor importe respecto al realmente pagado; cajas de seguridad o simplemente guardándolos “en el colchón”.
Durante el año 2011 la suma de esas transacciones llegaron a un nivel máximo de u$s 20.4 miles de millones y la tendencia futura aparecía en ascenso. Ello movilizó la una acción encaminada a preservar la capacidad de pago para afrontar las importaciones , los compromisos derivados de la deuda externa y hasta una moderada asignación orientada a atender los requerimientos básicos de los que viajan al extranjero.
Implementación y resultados.
Ese nuevo esquema se comenzó a diseñar en octubre de 2011, completándose en febrero del año siguiente; con lo cual esperaban suturar la virtual sangría a que había estado hasta ese momento sometida la economía argentina. No obstante, según datos publicados por el INDEC, en 2012 sólo habían logrado atemperarla en alguna medida pero no consiguieron anular esa modalidad que parece acompañar a una franja de la población que ha vuelto a hacer gala de una gran “creatividad” para mantener, sin interrupción alguna, el ya habitual flujo de “fondos negros”que data de no menos de tres décadas.
El 21 del mes anterior dicho organismo hizo saber que las nuevas normas hicieron descender a u$s 1.000 millones mensuales la “fuga” lo cual implica que a la cifra preexistente deben agregarse u$s 12 mil millones; con los que durante este siglo se llegaría “por lo menos” a u$s  u$s 92.7 miles de millones. En consecuencia, el cálculo más restrictivo estaría revelando que desde 1983 a fin del año 2012 tales conceptos han crecido hasta totalizar u$s 170.7 miles de millones.
Si bien este importe acumulado constituye una suma muy respetable -equivalente al 41.0% del PBI.- muchos analistas, corroborados por la entidad especializada estadounidense Tax Justice Network, se muestran muy escépticos para aceptarla como real y estiman que, en realidad, treparía a no menos de u$s 400.0 mil millones diseminados en alrededor de 100 diversos países de los cinco continentes. En el mundo operan, adoptando magnitudes y áreas muy diversas, nada menos que 82 “paraísos fiscales”; pero son muchos más los gobernantes que, para atraer fondos provenientes del exterior, los liberan de todo tipo de gravámenes.
Conocida la cruda realidad de lo acontecido en 2012, en buena medida frustra las expectativas oficiales pues pese a la vigencia de restricciones y controles que se creyeron eficaces, pero no lo han sido tanto, los resultados y el aún persistente drenaje de divisas, si bien menor al record de 2011, siguió siendo todavía muy importante y exige su revisión para detectar las formas “creativas” con que se han logrado burlarlos. Resulta casi curioso, y hasta ridículo, que en las manifestaciones de los opositores del gobierno, reclame a viva voz, entre las mayores reivindicaciones, que permitan adquirir moneda extranjera sin limitaciones de ninguna especie.
Los datos sobre el número de viajeros e importes gastados por los mismos en el exterior en el transcurso de 2012, ya en plena aplicación de las objetadas reglamentaciones, revelan que no ha sido obstáculo para que se hayan superado, en ambos aspectos, a todo lo conocido hasta 2011 inclusive. Los sectores más críticos inventaron para descalificar la referida acción del Gobierno el término “cepo”; con el cual identifican los controles y restricciones que dicen “sufrir” injustamente pese a que las cifras informadas por el propio Banco Central, demuestran fehacientemente que no han sido todo lo eficaces que se presumía.
El diccionario aporta una serie de significados que corresponden a la precitada palabra pero de todos ellos, se ha hecho expresa referencia al que lo define como un “instrumento de tortura hecho de dos maderos que se ajustaban para sujetar presos”; cuyo uso hace mucho se ha desterrado. Lo paradójico es que, salvo durante breves períodos (set.1955-dic.1958 y julio 1966-dic.69), desde 1931 en adelante, siempre hubo controles y restricciones de diversa magnitud; pues Argentina depende del volumen y valor de sus exportaciones para disponer de medios de pago sobre el exterior.
La existencia y constante suba del llamado “dólar blue”, el paralelo que manejan ciertos muy inescrupulosos operadores, no es algo accidental o generado por las circunstancias, sino parte de una acción concertada para precipitar una macrodevaluación. Testimonio de ello es el Informe elevado al Consejo de las Américas en Nueva York por parte de los funcionarios técnicos de FIEL que lo anuncian como algo de fatal vigencia y sobre la cual “Siempre es conveniente prevenir que esas cosas pasen. No es lo mismo actuar para intentar evitar el problema, que actuar luego de tener el problema”.
Esta nada inocente decisión pretende precipitar los hechos y no es la primera vez que lo intentan; constituyéndose en algo habitual que procedan de la misma forma como el búho, signado como símbolo de mal agüero en nuestro Martín Fierro. No debe olvidarse que una macrodevaluación siempre genera una fuerte transferencia de riqueza e ingresos hacia los sectores de la cúspide en desmedro muy especialmente de los asalariados, otros sectores de rentas que se caracteriza por su difícil ajuste, los fondos líquidos y los créditos no automáticamente ajustables. Y en eso están...


Escrito por Salvador Treber - Profesor de Postgrado-FCE UNC
Viernes 07 de junio de 2013. La Voz del Interior.

 
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